Por Paula Correa
La construcción de un restaurante privado donde hoy se localiza la pérgola de la Plaza Ñuñoa es sólo el último de los conflictos entre el alcalde Pedro Sabat y los vecinos de la comuna, quienes acusaron un permanente impulso privatizador del alcalde, clientelismo al interior del municipio e incluso violencia.
Fuerte se mantiene la lucha de los vecinos por recuperar la emblemática pérgola que data del año 1948, ya que el espacio que hoy ocupa será concesionado por 30 años a una empresa privada para instalar un restaurante. La operación se aprobó el 9 de marzo y los vecinos la conocieron a finales de abril, cuando la decisión ya estaba tomada, por lo que presentaron un recurso de ilegalidad en el municipio contra el alcalde Pedro Sabat.
Pero antes, en 2008, el conflicto lo gatilló la concesión del Parque General Gorostiaga, un espacio público donado a la comunidad por una vecina de la zona antes de fallecer y que fue entregado para la construcción de un gimnasio privado, pese a que el alcalde afirmó, incluso, que en el terreno se construiría un consultorio municipal, lo que nunca se concretó.
Julia Rioseco, presidenta interina de la Junta de Vecinos Nº6 Parque Gorostiaga, sostuvo que “en ambos casos, los vecinos nos informamos una vez que estaba todo listo, cuando estaba decidido. Ha sido súper fuerte, porque no nos imaginamos que el alcalde pudiera volver a concesionar un espacio público a espaldas de la ciudadanía. Es todavía más grave, porque la Plaza Ñuñoa es un ícono patrimonial”.
En este sentido, Moisés Scherman, de la Red Ciudadana por Ñuñoa, acusó una verdadera “marea privatizadora de espacios públicos impulsada por el alcalde”. A los dos casos anteriores se suma la pérdida de la plaza detrás de la municipalidad, donde se están construyendo tres subterráneos de estacionamientos y un patio de comidas, además de la llamada “Clínica Ñuñoa”, que podría ser entregada a una licitación. Ésta se está construyendo de forma ilegal, señaló Scherman, ya que el Consejo Municipal no aprobó los fondos.
Pero pese a la poca participación de la ciudadanía, el alcalde Sabat se mantiene en su posición, siendo reelecto año tras año. Para Scherman esto sólo se explica a través del asistencialismo y la falta de políticas municipales de protección social: “Todo el sector sur de Ñuñoa, donde están los sectores más populares, depende absolutamente de las dádivas del alcalde. No hay políticas municipales de protección social, los beneficios son entregados a dedo por el alcalde a través de una política de clientelismo. Y la persona que no lo apoya, pierde el paquete de alimentos, el regalo de Pascua, las vacaciones, los paseos. Así funciona”, cuestionó.
Los vecinos afirmaron que no tienen cómo defenderse de estas conductas, ya que el alcalde está amparado por la ley orgánica de municipalidades. El dirigente de la Villa Olímpica, el documentalista Jaime Díaz Lavanchy, indicó que “la legislación impide que la comunidad se pueda hacer escuchar por alcaldes que, amparados por la ley, convierten a los municipios como el de Ñuñoa en un feudo, en un fundo, y ellos son dueños y amos absolutos”.
Díaz ha denunciado violencia por parte de la guardia de seguridad del alcalde Sabat en un Concejo Municipal, donde recibió golpe que incluso rompieron parte de su equipo audiovisual, con el cual realizaba un documental sobre la reconstrucción en la Villa.
Más información en audio
http://radio.uchile.cl/noticias/112779/
Fuerte se mantiene la lucha de los vecinos por recuperar la emblemática pérgola que data del año 1948, ya que el espacio que hoy ocupa será concesionado por 30 años a una empresa privada para instalar un restaurante. La operación se aprobó el 9 de marzo y los vecinos la conocieron a finales de abril, cuando la decisión ya estaba tomada, por lo que presentaron un recurso de ilegalidad en el municipio contra el alcalde Pedro Sabat.
Pero antes, en 2008, el conflicto lo gatilló la concesión del Parque General Gorostiaga, un espacio público donado a la comunidad por una vecina de la zona antes de fallecer y que fue entregado para la construcción de un gimnasio privado, pese a que el alcalde afirmó, incluso, que en el terreno se construiría un consultorio municipal, lo que nunca se concretó.
Julia Rioseco, presidenta interina de la Junta de Vecinos Nº6 Parque Gorostiaga, sostuvo que “en ambos casos, los vecinos nos informamos una vez que estaba todo listo, cuando estaba decidido. Ha sido súper fuerte, porque no nos imaginamos que el alcalde pudiera volver a concesionar un espacio público a espaldas de la ciudadanía. Es todavía más grave, porque la Plaza Ñuñoa es un ícono patrimonial”.
En este sentido, Moisés Scherman, de la Red Ciudadana por Ñuñoa, acusó una verdadera “marea privatizadora de espacios públicos impulsada por el alcalde”. A los dos casos anteriores se suma la pérdida de la plaza detrás de la municipalidad, donde se están construyendo tres subterráneos de estacionamientos y un patio de comidas, además de la llamada “Clínica Ñuñoa”, que podría ser entregada a una licitación. Ésta se está construyendo de forma ilegal, señaló Scherman, ya que el Consejo Municipal no aprobó los fondos.
Pero pese a la poca participación de la ciudadanía, el alcalde Sabat se mantiene en su posición, siendo reelecto año tras año. Para Scherman esto sólo se explica a través del asistencialismo y la falta de políticas municipales de protección social: “Todo el sector sur de Ñuñoa, donde están los sectores más populares, depende absolutamente de las dádivas del alcalde. No hay políticas municipales de protección social, los beneficios son entregados a dedo por el alcalde a través de una política de clientelismo. Y la persona que no lo apoya, pierde el paquete de alimentos, el regalo de Pascua, las vacaciones, los paseos. Así funciona”, cuestionó.
Los vecinos afirmaron que no tienen cómo defenderse de estas conductas, ya que el alcalde está amparado por la ley orgánica de municipalidades. El dirigente de la Villa Olímpica, el documentalista Jaime Díaz Lavanchy, indicó que “la legislación impide que la comunidad se pueda hacer escuchar por alcaldes que, amparados por la ley, convierten a los municipios como el de Ñuñoa en un feudo, en un fundo, y ellos son dueños y amos absolutos”.
Díaz ha denunciado violencia por parte de la guardia de seguridad del alcalde Sabat en un Concejo Municipal, donde recibió golpe que incluso rompieron parte de su equipo audiovisual, con el cual realizaba un documental sobre la reconstrucción en la Villa.
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